Elogios a Henrique Flórez

Edición digital de los elogios números XIX, XX y XXI incluidos en el volumen Noticias de la vida y escritos del Rmo. P. Mro. Fr. Henrique Flórez, compuesto por su ayudante Francisco Méndez y publicado en 1780 en Madrid, en la imprenta de Pablo Marín. Estos poemas, que aparecen atribuidos a «una Ilustre Señora Religiosa», se adjudican a Nicolasa de Helguero en la Biblioteca Cisterciense Española de Roberto Muñiz.

Transcribimos los cuatro poemas a partir de la digitalización disponible en Galiciana, Biblioteca Dixital de Galicia.


NUMERONÚMERO XIX. Al Rmo.Reverendísimo P.Padre Mro.Maestro FlorezFlórez. EPITAPHIOEPITAFIO. (*) Yace en el centro de esta Tumba friafría Un rasgo de la pluma de Augustino, De la Historia el AthlanteAtlante peregrino Y Honor de la Española MonarquiaMonarquía. Llo- Apend. N. XIX. Elogios 307 Llore la Complutense AcademiaAcademía Las cenizas de un hijo tan divino. No giman ya las Prensas: su destino Giman las BibliothecasBibliotecas àa porfiaporfía. Inexorable LaquesisLáquesis no espera El feliz complemento deseado De una España Sagrada que venera El Orbe Literario por dechado. ¿Quién podrá resistirla, si sevérasevera Corta tambientambién el hilo àa lo Sagrado? (*) Compuesto por una Ilustre Señora Religiosa, muy apasionada del Rmo.Reverendísimo FlorezFlórez, cuya humildad no nos ha permitido por ningunningún ruego que los Elogios XIX. XX. y XXII. que ha compuesto àa la memoria de aquel Sabio, se publiquen en su nombre; pero no podrá impedir su Autora que manifieste yo el alto concepto que de sus prendas y lustroso nacimiento teniatenía formado el Ilmo.Ilustrísimo Señor FeyjooFeijoo, el qualcual hablando con dicha Señora dice: Que un excelente nacimiento influye ordinariamente en una excelente educacioneducación: y que desde que estuvo presente en LeonLeón àa mis ojos, quedó para siempre presente en mi memoria para tributar la veneracionveneración que debo al admirable conjunto de tantas bellas qualidadescualidades. = En orden àa las Liras me ratifico en lo dicho, pues en ellas veo que si V.Vuestra S.Señoría por- por el color nativo y por el del habitohábito iguala al cisne en la blancura, le excede en la melodiamelodía. [Carta original del Ilmo.Ilustrísimo FeyjooFeijoo, escrita àa la enunciada Señora, firmada en Oviedo àa 26. de Febrero de 1749.] En esquela original de dicho Ilmo.Ilustrísimo escrita al Señor Don Luis GarciaGarcía Mañero, Doctoral de Oviedo, y Arzobispo que murió de Zaragoza le dice: Muy Señor miomío: la CancionCanción compuesta por mi Señora Doña N. de N. que V.Vuestra S.Señoría se sirvió de remitirme, es muy energicaenérgica, dulce, patheticapatética y natural, y es lo mismo que decir que tiene todas las perfecciones que pide el asunto. [He puesto el juicio que este Ilmo.Ilustrísimo teniatenía formado de esta Señora y de su ciencia poeticapoética, para que sirva de apoyo àa los elogios que del Mro.Maestro FlorezFlórez ha compuesto; pues no gustando que se declare su nombre, tenga àa lo menos el público esta noticia para que les dé el valor que corresponde.] NUMERONÚMERO XX. ROMANCE. Sabio FLOREZFLÓREZ generoso que àa nuestra España enriqueces; hijo del Grande Augustino, rasgo sutílsutil de su mente; honor de nuestra Castilla, V2 à 308 Apend. N. XX. Elogios àa quien tu cuna ennoblece y, fecunda Madre tuya, gozosa rejuvenece; en ti, docto Religioso, su mayor thesorotesoro tiene, pues solo con tus talentos todas las ciencias adquiere. La leal Ciudad de Burgos alce la nevada frente, mire la cercana Patria en que naciste àa ser PhenixFénix. El Tormes que diódio sus Palmas àa tus primeras niñeces, de tus triumphostriunfos literarios corra àa informar eloquenteelocuente. De la pacificapacífica Oliva que en el Henares florece te dedicaron corona los ingenios Complutenses. Manzanares adornado de Lirios y de Laureles, de haverhaber besado tus plantas ufano se ensorberbece. El Betis que en sus EliseosElíseos tuvo la dicha de verte, en obsequio àa tus recuerdos el nombre dejodejó de Lete. Hasta el DanuvioDanubio, que undoso privilegio de Mar tiene, con los corales Austriacos vano, tus obras guarnece. Nuestras Reales HeroinasHeroínas elogiadas dignamente, por tus Libros eruditos se coronaron dos veces. Li- Apend. N. XX. Elogios 309 Liberal Naturaleza con placidoplácido rostro atiende àa perpetuar sus prodigios en tu docto Gabinete. La AntiguedadAntigüedad venerable en Monedas aparece, adornada de noticias que àa tus desvelos se deben. En estudiosas tareas viviste ocupado siempre, introduciendo àa los Siglos en los instantes presentes. Faltaste de nuestra vista, mas no quedamos ausentes; pues en tus doctos escritos tu espirituespíritu permanece. Dulce sea tu memoria, que el dorado Tajo lleve desde el Campo Carpetano àa los Atrios AtheniensesAtenienses. Canten los sonoros Cisnes suave, tierna y diestramente: no se dé lugar al llanto en fin que no ha sido muerte. Canten: y los dulces picos aparten de los Cipreses: corten las hojas triunfantes con que àa tu sepulcro cerquen. Del Ebro canoras Liras para elogiarte se templen, y àa darte cultos unidas sus consonancias aumenten. Madrid, MemphisMenfis masmás gloriosa del Sol, por quien resplandece en grabarte el epitaphioepitafio V3 à 310 Apend. N. XX. Elogios àa sus numenesnúmenes emplee. El Regio Gallo de Francia que en Bayona cantó alegre, al mirarte peregrino triplicotriplicó la voz valiente. Del ostentoso plumageplumaje que àa las Naciones se extiende, las sutiles plumas corte que àa tu Minerva celebren. La valerosa Cantabria (que al mismo Augusto estremece) para eregirteerigirte Obelisco todos sus montes desprende. A guardar àa tus cenizas se postra el LeonLeón rugiente que en ti venera àa la España que con sus garras defiende. En dos elevadas Palmas que en su Real JardinJardín te ofrece, tu nombre se fije, HENRICO, tu fama se reverencie. SONETO. No consiguió la muerte rigurosa cortar de Henrico la preciosa vida, que si Henrico murió, fue de la herida que ejecutó la mano Poderosa. Penetró al corazoncorazón flecha amorosa, por soberano impulso dirigida, y àa divisiondivisión tan dulce agradecida el alma, hizo àa la muerte venturosa. Esta ley para todos tan severa suavizó Henrico con feliz memoria, pues àa elevarla àa la Celeste EspheraEsfera su- Apend. N. XXI. Elogios 311 subiasubía por la escala de la Historia: y asiasí el dichoso fin de la carrera todas sus Obras coronó de gloria. 312 Apend. N. XXII. Elogios NUMERONÚMERO XXII. OCTAVAS. Detente, inadvertido caminante: Aparta el pie, no pises esa losa Que cubre àa Henrico, que murió de amante —Benigna enfermedad, muerte gloriosa—. De tu animoso espirituespíritu gigante Ceniza es ya la caja prodigiosa: Se fue el alma que en vuelo peregrino Siguió veloz al PhenixFénix Augustino. AquiAquí yace el VaronVarón que buscó un Sabio Con antorcha brillante al Medio-diaMediodía; Aquel que en la dulzura de su labio Formaba la prisionprisión sin tiranía; Aquel que cautivaba sin agravio Almas que allá Alcides atrahíaatraía: Aquel que todo sal y luces bellas En su Palma feliz enlaza estrellas. AquiAquí yace la Oliva de la España, Cuya fecundidad fue nuestra gloria: Sin su sombra el dolor nos acompaña Y de luto se cubre la memoria. Cruel la muerte con fatal guadaña Cortó la vida que él la diódio àa la Historia: Leve sea la tierra àa su ceniza, Pues por docto y humilde se eterniza.